De María aprendemos a escuchar, acoger, acompañar. Que ella inspire nuestra tarea educativa y evangelizadora, para dar preferencia a los que más lo necesitan. Son miles y miles “los que hoy no tienen vino”. Es un imperativo de justicia por la opción de vida que hemos hecho de ser mujeres portadoras de vida, de gestos y acciones transformadoras.
domingo, 2 de agosto de 2009
De María aprendemos a escuchar, acoger, acompañar. Que ella inspire nuestra tarea educativa y evangelizadora, para dar preferencia a los que más lo necesitan. Son miles y miles “los que hoy no tienen vino”. Es un imperativo de justicia por la opción de vida que hemos hecho de ser mujeres portadoras de vida, de gestos y acciones transformadoras.
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