"Todos los días te bendeciré, alabaré tu nombre por
siempre jamás" Salmo 145,2
Mi querida Hermana:
Me acerco a ti para que juntas, podamos tomar conciencia
que con Pentecostés cerramos un ciclo. Te invito a adentrarnos en este tiempo
Ordinario, que estamos iniciando, ayudándonos a encontrar a Dios en las cosas
habituales y simples de la vida.
María de Nazaret, nos acompaña, caminemos con ella por las
montañas del día a día, con esas subidas y bajadas de este nuestro tiempo: el
ordinario, el de la gente común y corriente.
Ser considerado "ordinario", suena como a
insulto, pero es en lo ordinario donde la vida suena a verdad, duramente
alcanzada, reconocida y también gozosamente vivida.
Es en lo ordinario donde se nos revela, poco a poco, milímetro
a milímetro la realidad de nuestras vidas, de nuestros tiempos.
Aprendamos a ver el valor de lo cotidiano sin dejarnos
atrapar por aquello que nos hace daño, viviendo con paciencia lo inesperado con
esas interrupciones que nos llegan y que nos van revelando el verdadero núcleo
de la condición humana: vida, limitaciones, muerte, cambios.
Tratemos de no confundir lo ordinario con lo superfluo o lo
simplista, lo estático o lo aburrido. Vivir una vida ordinaria con intensidad
puede a veces complicarnos. Invoquemos, pues entonces, a la sabiduría y talento
para hacer
una gran vida de gratitud y alabanza desde la sencillez que
encontramos en una vida de rutinas y repeticiones.
Un cambio de actitud ante lo ordinario puede posibilitar
que nuestra vida de oración personal y comunitaria vaya más allá del
cumplimiento de lo adquirido Tratemos que esta practica nos permita vivir cada
estación no como una banalidad, sino considerando que, muchas veces la
repetición es lo que por fin abre nuestros ojos a Dios, donde Dios ha estado
siempre, justamente ahí, delante de nuestros ojos.
"Yo se que existe un Dios!...Ese soy yo el que habla
ahora contigo" Juan 4,26.
¿Dónde está Dios en mi vida, en tu vida en este preciso
instante?
La gracia de lo ordinario es lo que nos mantiene en
contacto con la raza humana y hemos de estar enormemente interesadas en lo que
pasa en el mundo cada día, ello nos abre la mirada, nos hace solidarias, nos
permite ver, palpar
el dolor del mundo y de los prójimos caídos en el camino,
nos permite aproximarnos, concretar acciones, aportar de manera efectiva, es en
lo ordinario donde podemos vivir el carácter samaritano de nuestra vida
En cada una de nuestras comunidades hay un pozo de rutinas
bebamos de esa fuente, que hace que lo rutinario tenga sentido, para no ir a
buscar el agua que sacia sed profundas a otros sitios.
Señor, Dame de esa agua para que no tenga más sed..."
Juan 4,15 y vivamos ese ordinario de nuestro ser, hacer y quehacer con la
profundidad de estas palabras tan nuestras y tantas veces rutinariamente
repetidas: "Con Dios en el corazón y con Buen humor"
Un abrazo de cercanía en la Paz de nuestro Señor de todos
los días.
Hna. Aurelia
Rocco Veliz.
Misionera Corazón
de María.
No hay comentarios:
Publicar un comentario